lunes, 19 de octubre de 2015

¡Los hemos encontrado!

Hoy, más que romper un mito, vamos a descubriros una especie rara, que muchos creéis que no existe. Sí, lectores, hoy vamos a hablar de ese ser popularmente invisible: el hombre enfermero.

Siempre tendemos a decir médico y enfermera. Antiguamente, la acción de curar se destinaba a los hombres (brujos, curanderos), mientras que la mujer se encargaba de los cuidados. Esto hace que las dos profesiones parezcan tan separadas por sexo, cuando no es así. Actualmente, el número de mujeres que estudian medicina y de hombres que se dedican a la enfermería está en aumento, porque las profesiones no entienden de género sino de vocación y ganas. Nosotras por nuestra parte, hablaremos indistintamente de enfermero y enfermera.


Un ejemplo lo encontramos en el famoso creador de Enfermera Saturada, un personaje que se dio a conocer a través de redes sociales como Twitter y Facebook, llegando a publicar con gran éxito dos libros sobre la vida de una enfermera en el hospital. Años después de que entrara en la vida de muchos sanitarios, su autor dio la sorpresa revelando su identidad: era Héctor Castiñeira, un enfermero. Aquí nos cuenta el por qué de esta iniciativa.


Vale, y ahora vamos a por la otra parte de este mito: "todos los enfermeros son gays". Eso es tan cierto como decir "todas las médicas son lesbianas", "todos los altos juegan bien al baloncesto" y "todos los bajitos juegan bien al minigolf". En pleno siglo XXI, ¿alguien puede explicarme qué tiene que ver la profesión con la identidad sexual de una persona?   
 N A D A.

Hay enfermeros gays, claro que sí, pero no son lo son por haber elegido esta profesión. Se es homosexual o heterosexual independientemente de lo que estudies o a lo que te dediques, así que desterremos de una vez por todas este mito. 


Volveremos pronto, mientras tanto os dejemos con el blog de este magnífico enfermero: http://www.enfermerasaturada.es/

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